viernes, 5 de agosto de 2011

VII Agosto Clandestino (II)


Os dejo dos poemas de Karmelo C. Iribarren, que presentó su libro "Un leve guiño de luz hacia la sombra" ayer a las 20 h en el IRJ.

También puedes leerlo
Un poema como éste
puede servirte
-entreotras muchas cosas-
para probarte en la papiroflexia,
o anotar un teléfono
de urgencias
o, en casos muy extremos,
limpiarte lo mayor.
Perra suerte, dirás. Y estoy
contigo en eso. La misma
que han corrido
a través de los años
los cuartetos de Eliot, por ejemplo,
o los famosos plagios de Fray Luis.

Para esto sirve la gloria (frente al busto de Baroja)
Para que te caguen
las palomas
encima,
y temeen los perros debajo,

y tú
te tengas que quedar
ahí,
sin despegar
los labios,

porque ya
has dicho todo
lo que tenías
que decir.

Y os dejo otros dos de Carmen Camacho y Miguel Ángel García Argüez, que el próximo jueves 11 presentan sus libros. También a las 20 h, también en el IRJ. Y también gratis y con un libro de regalo.

MAURITANIA
Mi padre me ha contado que en Mauritania
se juntan
Desierto y Selva.
En Mauritania y en otras mujeres por el estilo. (C. C.)

TODO LO CONTRARIO 
Ajusta la nariz a las gafas,
arrima la vida a la hipoteca,
dale la espalda al poema:
esquiva tu sangre como puedas. (C. C.)
 Last train to Africa 
Los monos azules en la hierba, pequeña niñita, tambores y machetes en las ambulancias, el policía, el pescador, oh, pequeña ranita, hemos perdido el último tren a África, no mires dentro de tu pesadilla, hay extrañas nubes en el templo de las ratas y niños con armas acechando en la maleza, pequeña hormiguita, los árboles rojos beben sangre en el verano de África, las venas del mundo hinchadas con cadáveres y piedras preciosas, pequeña vaca, un sol de lava viva en los ojos y un campo de llamas en el cielo, pequeña perra, el índice Dow Jones cotizando a la baja nuestro espanto, está a salvo internet de los virus que devoran nuestra carne, malos tiempos para los mass media en Guinea, el cartero, el conductor, oh, pequeño polvo, hemos perdido el último tren a África, una tierra pequeña al sur de tu dolor de cabeza, los suaves elefantes y los leones fríos, los buitres leyendo los posos del café, ratones electrocutados en la televisión, días ciegos, pequeña boa, rojas sirenas estallan en la noche ecuatoriana, no podemos ver las estrellas bajo el mar, el mar negro de calor, la atmósfera que quema, la cariñosa sequía de los siglos, pequeña niñita, estamos acabados, Lázaro ha muerto, hemos perdido el último tren a África. (M. Á. G. A.)


Poética
¡Qué latido inaudible nos da cuerda
debajo de este ruido de aeroplanos!
¡Qué trasiego de hormigas por las manos!
¡Derecha abajo adentro arriba izquierda!

Oculto donde nadie ya recuerda,
debajo de esta piel y sus pantanos
¡qué pálpito pequeño de pianos
donde nada se entiende ni concuerda!

Debajo de esta sangre y de su aliento
debajo de la víscera, del músculo,
del hueso y de estos átomos pequeños,
hay un leve temblor, un golpe lento,
un movimiento sísmico y minúsculo,
que vibra y vuelve sueño nuestros sueños. (M. Á. G. A.)

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